sábado, 15 de noviembre de 2008

Capilla María Madre de la Paz (por favor no la destruyan!!!)





POR FAVOR NO DEJEN QUE LA DESTRUYAN!!!


Impedido pero si informado, gracias a correos de arquitectos, alumnos y vecinos amigos, estoy al tanto de la destrucción de la Capilla María Madre de la Paz de la urbanización Miranda, de la cual soy autor, pues la diseñé y supervisé su construcción, hasta el detalle del portón de madera maciza, bancos, vitrales y lámparas entre los años 92 y 94.

Recuerdo un elogio del Sr. Tito que hoy está en Francia, al decir que era muy fresca. En realidad fue pensada para el lugar y adaptada a la topografía. Se logró mucho con poco, sin talar ningún árbol del parque y gracias a los recursos del estado.

En 12 años se conservaba bastante, sólo algunos cambios en su policromía original alegre, acorde con la liturgia del blanco cal, verde y rojo. Supe por Laura su celosa conserje por años, lo del misterioso conato de incendio. Incluso fui con mi ingeniero Giuseppe Gianturco, evaluamos los daños y coincidimos con un vecino amigo que gracias a Dios y la Virgen eran de fácil restauración.

Hoy meses después han emprendido unos trabajos que llaman más la atención que el mismo incendio vandálico que dio pie a una destrucción, aún más bárbara del templo. El arquitecto Jacobo Koifmán, profesor y vecino defensor de la misma me escribe alarmado diciendo: POR FAVOR NO DEJEN QUE LA DESTRUYAN!!!!!

Arq. JOSE MIGUEL AVILÁN PALACIOS CAV 1740

EL UNIVERSAL 22 JULIO 2007






1992-1994 Capilla María Madre de la Paz  La Miranda

Implantada dentro de los claros de un parque arbolado, con follaje de bambúes que abren ventanas hacia el cerro El Ávila, la iglesia se adapta descendiendo suavemente con el terreno en dirección hacia el altar, como en la capilla de Ronchamp de Le Corbusier, tomando su planta la forma orgánica pero racional, de los árboles que la bordean. Esta capilla es un mosaico que sintetiza como ningún otro ejemplo todo lo expresado en la introducción; síntesis entre la modernidad y la tradición, de la poética corbusierana mediterránea y de los primeros templos coloniales de la isla de Margarita en Venezuela. La estructura es de hormigón, la cubierta de techo se dejó en concreto brutalista, los muros gruesos, rústicamente encalados como en el mediterráneo, con vitrales vaciados en concreto, pisos de terracota y cemento pulido, romanillas y tragaluces, creando un ambiente interior fresco, con una luz mística de paz y alegría.

“La clave es la luz, y la luz ilumina formas, y las formas tienen una potencia emotiva”. Le Corbusier

Escritos
Sobre
José Miguel Avilán Palacios

Formas en continua simplificación

Dos experiencias son determinantes en la obra de José Miguel Avilán Palacios, la Casa Estudio Villa Adela de 1985 y su labor como arquitecto en la Unidad de Arquitectura del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional durante los años 1986 y 1997. Villa Adela fue la casa laboratorio donde combina por primera vez diversos estilos arquitectónicos modernos. Es de hacer notar que es allí donde inicia la integración del arte a la arquitectura con el artista plástico Francisco Carretero, mediante la incorporación del vitral, el cual seguirá utilizando en otras casas y fundamentalmente en bibliotecas públicas y obras sacras. Así mismo es en su casa estudio donde comienza a trabajar el jardín y a plasmar en la realidad sus búsquedas previas del color y la luz que seguirá investigando en su obra posterior. Por otra parte sus viajes  a la provincia venezolana, emprendidos durante su paso por la Biblioteca Nacional, lo ponen en contacto directo con la arquitectura colonial cuyas formas sencillas y materiales cálidos le aportan una lección que irá asimilando progresivamente en sus trabajos venideros. Sus casas tienen externamente un aire hermético y viven hacia el interior. Son como cajas de sorpresas, austeras por fuera, multicolores por dentro. Siguiendo la evolución de sus casas percibimos un continuo proceso de simplificación. Entre ellas destacan la Casa Rouleau una de las más logradas gracias a la buena compenetración de los propietarios con el arquitecto, cosa poco frecuente pero ideal para la realización plena de la obra de arquitectura. En la Casa Albornoz, alcanza un equilibrio entre el movimiento, ritmo y sencillez.  Si bien sus casas igualan cuantitativamente al resto de su obra, José Miguel tiene definitivamente vocación para las construcciones destinadas al colectivo. Es en estas obras públicas, sean culturales o sacras, donde se encuentra expresado con mayor alcance su estilo arquitectónico. De sus edificios públicos se destaca la Biblioteca en El Tocuyo, al cual el arquitecto le imprime el sabor colonial circundante para que se integre a su entorno, y le agrega con sutileza un elemento de Le Corbusier para el control de la luz tropical. Así logra un diálogo feliz entre el presente y el pasado. La arquitectura sacra ocupa un sitial especial en la trayectoria de  Avilán Palacios. Sobresalen la capilla María Madre de La Paz, concebida tres años después de su retiro espiritual en un monasterio cisterciense en 1989, así como la Casa de las Siervas del Ssmo. Sacramento de 1993.  La capilla respira interiormente una atmósfera de alegría gracias a su juego de luces, su melodía de colores vivos, sus osados vitrales frontales y sus atrevidas lámparas rojas; además, a pesar de sus modestas dimensiones trasmite interiormente una sensación de elevación pues el ascenso del techo está acentuado por el descenso del piso. En la casa de las Siervas logra transformar una pequeña casa cerrada en un espacio para la el regocijo y la espiritualidad, coronada por una terraza lúdica. La obra de José Miguel Avilán Palacios está entonces encaminada hacia la búsqueda de lo esencial en la forma, hacia la convivencia armoniosa entre el pasado y el presente, hacia el diálogo entre la obra y el entorno y hacia la concepción de espacios propicios para el íntimo vivir, para el deleite de leer y elevar con júbilo el espíritu.

Gerardo Yanowsky  1995
Licenciado en Artes


Búsqueda y encuentro de lo esencial

La tarea del arquitecto entendida como “Acto social por excelencia”(Villanueva),    como vocación de servicio social, por encima de ser considerada como actividad para el lucro, para dar rienda suelta a egocentrismos o simple goce por las formas, está fielmente representada en la obra llevada a cabo hasta el presente por José Miguel Avilán Palacios. Las casas, edificios públicos e iglesias expuestos en este libro son el fruto de una vocación muy clara y bien definida. Provienen de un largo trabajo de reflexión, maduración de ideas, viajes, de investigación y lecturas, aunadas a una actitud firme y austera ante su oficio y ante la vida; actitud esta que pudiéramos llamar mística. Se ha empeñado José Miguel en buscar siempre lo esencial, casi lo primitivo, desdeñando adornos, estridencias artísticas o caprichos de la moda de turno, banalidades estas en las cuales solemos caer muchos arquitectos. Su norte ha sido la búsqueda de la satisfacción de los valores del hombre de siempre, tales como el sosiego espiritual, armonía, serenidad y sencillez. Desde temprana edad ha estado viajando por el Mediterráneo, toda el área del Caribe e interior de nuestro país y el continente latinoamericano, así como paralelamente revisado abundante bibliografía y estudio de la obra probada y reconocida de maestros, artistas y arquitectos con los cuales se ha identificado, todo ello para irse formando, con el paso del tiempo una filosofía definida y así conciliar en su arquitectura a nuestro hombre caribeño con sus raíces, tradiciones y clima. La vida no ha sido fácil, el camino ha estado plagado de renuncias e incomprensiones, pero la búsqueda debe continuar porque gracias a Dios, José Miguel sabe que la búsqueda está en el encuentro y ahora es cuando quedan caminos por hacer.

Rodolfo Ibarra Larralde 1995
Arquitecto



Veracidad sustentable

En el alto vuelo de la imaginación encontramos como los sueños que envuelven los proyectos, se pueden palpar y plasmar en la realidad para que dejen en el tiempo su huella en el camino, abriendo espacio a la verdad, la sencillez, las formas puras y la paz interior. José Miguel Avilán Palacios hace un recorrido “De la Casa a la Ciudad” para mostrarnos su obra, en casas, bibliotecas, iglesias y jardines, donde nos obsequia con todo su rico bagaje de experiencias y vivencias creando un mosaico de tendencias bien afinadas. Trabaja con formas serenas y puras para entregarse al paisaje, sin romper con el lugar e intentando hacer ciudad. Huye del bullicio para abrir espacios interiores, con sutil armonía atrae la luz para envolverla en cálidos colores a través de vitrales y romanillas. Sin ostentaciones utiliza materiales austeros y sinceros, hace posible materializar sus proyectos atados a la veracidad  sustentable que impone el mundo de hoy.

Belinda Escalante Lozada  1995
Arquitecta





Publicados en la 1ª edición De la Casa a la Ciudad. Ed. Aviplan, Talleres Cultural, Caracas 1995.




JOSE  MIGUEL AVILAN PALACIOS


Nace en Caracas el 20 de Abril de 1954. Desde niño en Nueva York  experimenta el vivir en una gran ciudad. Estudia arquitectura y diseño con los profesores Iliari de Eguiarte, Bernardo Suárez, Leandro De Quintana, Herminio Pedregal,Ramón León, Henrique Hernández, Mario Breto, Mario Bemergui ,Jorge Zepesi y Domingo Álvarez entre otros profesores de la cátedra de composición y diseño urbano del Taller Carlos Raúl Villanueva de la Facultad de Arquitectura de la UCV.
En 1973 Viaja a Europa donde adquiere una visión panorámica de la arquitectura y la ciudad. En Barcelona entra en contacto con la arquitectura catalana y Gaudí.
En 1978 realiza como Tesis de Grado un proyecto para la Escuela de Arte de la UCV, con su tutor Domingo Álvarez arquitecto del Museo de los Niños. En 1980 conoce al maestro Aldo Rossi y participa en la VII Bienal de Arquitectura, Museo de Bellas Artes. Viaja por el mediterráneo y la península Ibérica. Trabaja con la arquitecta Matilde Almaral entre 1979 a 1984 en el Dpto. de Proyectos Municipales de la ciudad de Caracas. En Brasil  conoce la arquitectura de los maestros Oscar Niemeyer y Roberto Burle Marx. Proyecta la Casa Estudio Villa Adela 1985, donde integra los vitrales con su maestro Francisco Carretero. Gana por concurso en 1986 un cargo de Arquitecto

en la Biblioteca Nacional, donde diseña Bibliotecas públicas para la provincia de Venezuela. Proyecta y construye las bibliotecas  El Tocuyo, Oeste de Barquisimeto y Ciudad Bolívar entre otras. Como miembro de la Fundación Museo de la Arquitectura participa y colabora en seminarios de arquitectura internacional e iberoamericana. En 1987 conoce al maestro Álvaro Siza y a Rogelio Salmona.
Proyecta la Casa Rouleau en Caracas entre otra serie de casas. Entre los años 1989 y 2006 viaja a la Argentina, Uruguay, Brasil, Puerto Rico, La Habana y México. Es aceptado a los Cursos de Doctorado  de la Cátedra Gaudí en Barcelona, España, dedicándose al diseño de Jardinerías y Paisajes. Publica “De la Casa a la Ciudad”donde registra sus proyectos y obras. Diseña y Construye la Iglesia de la Urb. Miranda con vitrales integrados a la arquitectura y el paisaje así como los jardines de los Laboratorios Ponce & Benzo del Arq. Galia.  Gana el Concurso para el Ambulatorio HCV donado por la Embajada de España 2006.  Actualmente desarrolla conjuntamente con su socio el Arq. Luis Ibarra Larralde un proyecto para un parque acuático en el Estado Zulia. Paralelamente colabora para la Fundación Juan José Aguerrevere en la revista del Colegio de Ingenieros con artículos sobre Arquitectura Moderna Venezolana así mismo imparte cátedra de su experiencia crítica de la arquitectura   en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Santa María. Es aceptado para colaborar en la maestría de Diseño Arquitectónico “El Proyecto: aproximaciones a la arquitectura desde el medio ambiente histórico y social” 2007/2008 en la universidad politécnica de cataluña, Barcelona, conjuntamente con Josep Muntañola, Carlos Ferrater, Rogelio Salmona, Alvaro Siza, Steven Holl, Oscar Tusquets, entre otros para el desarrollo de proyectos globales.


ANEXO DOCUMENTOS




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